El Diablo mete la cola, y otros cuentos del Infierno,
Homo Sapiens Ediciones,
2006
pp. 80

 

Quarta di copertina

    Mi nombre es Enrique Manuel Abondio Butti. Nací en Santa Fe, Argentina, en 1949, y después de dar vueltas por el mundo volví a vivir a Santa Fe. Trabajo en periodismo. Publiqué novelas, cuentos obras de teatro y traducciones. Ediciones Colihue ha publicado cinco de mis novelas para lectores de todas las edades: "No me digan que no"; "Carnavalito"; "El Fantasma del Teatro Municipal"; "Sin cabeza y encapuchados" y "Cada casa, un mundo".­
Soy el autor de estas historias con demonios, aunque prefiero mil veces soñar con angelitos, emplumados y benditos, que con el rey de los infiernos, tan colorado y con cuernos.

 


La prima pagina

Fiesta del infierno A Terciario Palmas le estaba yendo muy mal en la vida. Había sido un joven muy feliz, y en un solo año perdió a sus padres y a su casa en un terremoto, a su novia, que enfermó y murió, y después lo acusaron de haber descuidado unas ovejas que llevaba a pastorear y que desaparecieron sin dejar rastros. Lo echaron del trabajo, se fue a la ciudad, donde lo encerraron en la cárcel por vagabundo, y en la cárcel se contagió de una enfermedad de la piel que en poco tiempo le carcomió y desfiguró la cara. El joven Palmas parecía un monstruo y la gente se alejaba de él asustada. Su único amigo era Argos, un perro que le había regalado su padre y que lo acompañaba siempre. Durante las semanas en que había estado en la cárcel, el perro lo había esperado en la calle sin alejarse más que para conseguir un poco de comida. Un cura le dijo que todas esas desgracias eran pruebas que Dios le mandaba, y que él tenía que resignarse diciendo: "Dios me lo dio todo, Dios me lo quita todo".

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