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LATENTE

La prima pagina

   Esa noche, quizás porque faltó el Negro López que no dejaba a nadie hablar en serio, alguien se refirió a una tribu africana que hacía alardes de cambiar el pasado antes de que sucediera. Gatti saltó para pontificar que eso se llama previsión, y que sobre esa astucia se funda la actual preponderancia estadounidense y japonesa, a la que estamos pegados con inconsciente dependencia. Sacó a relucir a un tal Weber, y la charla se entretuvo en las diferencias entre los católicos y esos protestantes que no dudamos en admirar en coro con demoledor sentido crítico.
  En la calle, Julio Mariani me convenció para que fuésemos caminando hasta nuestro barrio. Seguramente ya tenía en la cabeza sacarse un peso de encima contándome la vieja historia de su tía. Yo acepté porque su casa está antes que la mía y podía tener la suerte de atisbar, aunque fuese de refilón, a su señora, un milagro de la naturaleza. Lo confieso con asumida envidia: en medio de nuestra anodina sociedad de masas, Lidia es una verdadera reina.

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