Señores más señoras

 

 

Señores más señoras,
Ed. Sudamericana,
2006
pp. 190

 

Quarta di copertina

Sólo Antonio Dal Masetto puede encontrar el equilibrio justo entre la intervencción de hombres y de mujeres en ficciones breves tan singulares que el anonimato es una invitación discreta a identificarnos o a recordar para siempre el misterio jugoso de la anécdota.
Hombres y mujeres hacen en este libro lo mismo que muchos hombres y mujeres hacen en la realidad (descartemos los ejercicios de magia boba de un realismo anacrónico), sólo que esta dimensión, a la que tan a menudo solemos referirnos como si garantizara la falta de incertidumbre, encuentra en los relatos de Dal Masetto, gran maestro de una literatura sin efectismos ni trucos, una superficie distinta, llena de texturas y sabores, una trama en la que la discreta suma - no hombres y, sino hombres + - justifica el esfuerzo conjunto por la originalidad del resultado.
Otro libro para mantener siempre despierto en la biblioteca y en la memoria.


La prima pagina - dal racconto "Mariposa"

El hombre ha estado caminando al azar durante horas por las calles de la ciudad ¿Qué lo atormenta? Su pesar tiene un nombre. Nombre de mujer. En este hombre que camina y camina hay algo irresuelto con respecto a esa mujer. Debe tomar una determinación. No es una determinación que vaya a modificar nada, todo está ya definido desde hace un tiempo, los hechos no cambiarán, no depende de su voluntad. Es en sí mismo donde el hombre debe resolver ese algo, dentro de sí, hacia adentro. Tal vez simplemente se trate de aceptar. Nada más que eso: aceptar. Per no es fácil.
Regresa al edificio donde vive y al mirarse en el espejo del ascensor descubre que tiene una mariposa posada sobre el hombro izquierdo. Son las ocho de la noche, lo sabe porque acaba de mirar el reloj. Mientras el ascensor sube hasta el sexto la mariposa trepa por el cuello y el pelo del hombre y va a colocarse en la parte superior de su oreja izquierda. Al llegar al sexto, al hombre le cuesta apartarse del espejo y cuando se decide lo hace con cuidado, como alguien que lleva una carga preciosa. ¿Se lo imaginan recorriendo el pasillo hasta la puerta de su departamento con la mariposa en la oreja? ¿Pueden verlo caminando con el cuello rígido, sorprendido, complacido, extrañamente gratificado? (...).

© 2006 - Editorial Sudamericana

   
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