Diálogos en los patios rojos,
Ed. Paradiso,
1994
pp. 202

 

Dalla quarta di copertina

Que haya, en un tiempo, un libro justo: ese antiguo y luminoso estado de la palabra. Que lo haya aún, ahora, aliviará la mala conciencia de muchos hombres complacientes. Diálogos en los patios rojos habla de un tiempo brutal y descarnado, distinto de éste sólo en la delicada mediación de la memoria. Y lo hace en el tono de intensidad, de apremio y equilibrio de la emoción, como en el sereno y austero sentido de la experiencia. Novela italiana y novela argentina, Diálogos en los patios rojos se cumple en el rigor del pasado porque ve la amenaza presente.


La prima pagina

    Fue ayer, o el otro ayer. Fue una sola jornada. Sucedió una vez, sucedió muchas veces. Capodaño y primero de mayo no se trabajaba, otras fiestas no había. En las canaletas abombadas, en los toldos de lonas, en los techos cubiertos de alquitrán, el tiempo pasaba. Mimí (el aprendiz) se quedaba silbando en el zaguán, lodo de alguna muchacha por las calles. Antonio (mi padre) dejaba que vagara así, porque era la mala estación, la estación de los diálogos y del conocerse.
    - Vuelve por ti – le decia. – Tendrás fuerte, el hombre debe ser de orgullo...
    - Me quedaré solo, maestro...
    - Nunca los perros...
    Esperábamos. El aire fresco no llegaba. Los pantalones se pegaban a las sillas. La carne viva era un lamento.
    - Tenemos la verdad ¿es cierto? Trabajemos, Mimí. Trabajemos un poco, y la noche llegará pronto...

© 1994 - Editorial Paradiso

   
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