Ciudades,
Buenos Aires, CEAL, 1983

 

Dalla quarta di copertina

(...) "Por lo común, un libro crece en el silencio. También, a veces, con infinita paciencia. Quienes pueblan estas Ciudades no son precisamente gente tranquila: están poseídas por obsesiones, por vehemencias.
"Las voces fronterizas entre dos lenguajes, del Paraná y del Río de la Plata, me fijan en el límite de los sueños que me dan la vida de mañana: convertirme en la otra que seré" (...)


La prima pagina
da La viajera perdida

Los ojos son lo que menos aprecio de mi cuerpo. Cuando me pongo nerviosa y alguien me mira sé que el derecho se me desvía. Entonces empiezo a ver mal o a no ver, y me pierdo. Algunos se dan cuenta de esto y tratan de disimularlo mirando hacia otro punto de mi rostro. Mi hermano Juan fue quien descubrió mi desvío, yo me enojé muchísimo cuando me dijo te estás poniendo bizca y traté de enderezarlo inmediatamente. De mi familia la única que respetó siempre mi ojo malo fue Celeste, aunque Celeste no tiene mi sangre, pero es lo mismo. Papá la llevó a casa a los diez años y desde esa tarde que la trajo ante nosotros, diciéndome Celeste será para ustedes como una madrecita, deben respetarla, yo sentí que el ojo se me desviaba con mayor frecuencia, pero en una forma libre, porque Celeste hacía como si no se diera cuenta.

© 1983 -Ed. CEAL


   
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